Mi piel mestiza, carne de segunda que aguanta con todo, sigue estirándose. Haciéndose trans, haciéndose horizonte, próximo pero inalcanzable. Soy de tránsito, soy de nadie. Soy malinche por querer probar otros cuerpos. Soy imposible porque la posibilidad no se puede encerrar en un cuerpo.
Para cuando se abra la tierra el estigma de mi cuerpo habrá probado la piel rosada y la sangre caliente de un hombre blanco hirviendo en deseo.
Si en el tránsito está el encuentro, la posibilidad es tan imposible como la permanencia en el tiempo.
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